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Dave Burguess |
Según Dave Burguess autor del inspirador libro Teach like a pirate, (gran éxito de ventas en los países donde leen libros sobre enseñanza), Bruce Lee era un autentico visionario que transformó el panorama de las artes marciales con su revolucionario estilo de enseñanza. Según Dave, los profesores innovadores podemos aprender un montón de Bruce Lee sobre cómo construir nuestro propio estilo de innovación.
Voy a parafrasear las ideas de Dave acerca de Bruce Lee para poner de relieve lo absurdo de las "marcas salvadoras" en innovación educativa haciendo una comparación entre las metodologías educativas de marca y los distintos estilos de las artes marciales. Bruce Lee aprendió el estilo Wing Chun, estilo del Kungfu, pero en 1967 rompió con él y creó su propia filosofía que denominó Jeet Kune Do.
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Bruce Lee |
Bruce sentía que los maestros de las artes marciales restringían artificialmente sus opciones por una adherencia ciega a un estilo particular de un arte marcial concreto. Sólo practicaban y enseñaban a sus alumnos ese arte marcial concreto que cada maestro vendía como el mejor y único que merecía ser aprendido y practicado.
Bruce Lee, sin embargo, creía que el plan de entrenamiento más práctico y eficaz incorporaría los mejores elementos de múltiples estilos. Para eso los maestros debían abrirse a conocer y aprender múltiples artes y así podrían enseñar lo que a su juicio fuese lo mejor de cada una.
En estos tiempos de urgente necesidad de cambio metodológico en educación, los centros educativos a veces intentan invertir en la formación en la última metodología de moda que deberá resolver todos los problemas educativos y marcará la diferencia con la competencia. En los cursos monográficos sobre metodologías concretas se explican estas como si no existiesen metodologías alternativas o similares sino sólo la que cada experto enseña. En medicina esto se llama la panacea, el medicamento que cura todas las enfermedades y los médicos y farmacéuticos saben bien que la panacea no existe más que en las películas de Indiana Jones en busca del Santo Grial.
Pese a lo que digan los predicadores de estas sectas pedagógicas es muy improbable que ninguna metodología concreta construida negativamente por su simple oposición a la educación tradicional vaya a suponer el paso desde la terrible prehistoría educativa, a un idílico nirvana educativo "del después de la historia". Las nuevas metodologías generan expectación al principio, la cresta de la ola sube y cuando están gastadas y no han producido el ansiado milagro educativo se produce la decepción.
Los vendedores de técnicas salvadoras tienen entonces que cambiar a otra metodología salvadora o cambiar de nombre a la técnica original para poder así seguir vendiéndola como algo genuinamente nuevo. Ninguna metodología o tecnología por muy de moda que esté, ya sea el aprendizaje colaborativo, el aprendizaje por la indagación, el aprendizaje basado en problemas (incluso en su variante auténtica aPBL), el aprendizaje basado en proyectos, la flipped classroom, la gamificación o el Mobile learning es la respuesta total a todos los problemas educativos, del mismo modo que ninguna arte marcial contiene los mejores movimientos, luxaciones, estrangulaciones, golpes y llaves. Si uno quiere aprender defensa personal le vendrá bien aprender llaves, de Judo, puñetazos de Kárate, luxaciones de Kung Fu y patadas de Taekwondo. Debería usarlos para defenderse en función de de su adecuación a las agresiones y situaciones que deba afrontar, no en función de proceder de las enseñanzas de tal o cual escuela.
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Un orgulloso campeón de Judo con su trofeo |
Los profesores no deberíamos por tanto caer en la tentación de encuadrarnos en el uso exclusivo de una única metodología salvadora. Los profesores deberíamos estar buscando siempre nuevos métodos para mejorar el aprendizaje de nuestros alumnos, mejorando continuamente lo que les proponemos hacer para que aprendan más y mejor. Como profesores deberíamos plantearnos la siguiente pregunta ¿Te has limitado a ti mismo siguiendo ciegamente un estilo o programa de innovación? Tal vez etiquetar y declarar un estilo pone límites a tu crecimiento si te retrae de conocer y experimentar otros métodos compatibles que podrías combinar entre si.
Los profesores con sentido de la responsabilidad no nos conformamos con que los alumnos aprendan a rellenar círculos en un test estandarizado, repitan de memoria hechos, formulas, ecuaciones y procedimientos pues estos aprendizajes son de muy cuestionable utilidad para el futuro de nuestros alumnos. Queremos que nuestros estudiantes aprendan a autorregularse a comprender con autonomía y a transferir lo que han aprendido a nuevas situaciones y problemas del mundo real que les rodea. Queremos estudiantes que aprendan a aprender por si mismos, a comunicarse, a trabajar en equipo, a resolver problemas, a desarrollar proyectos y a hacerse responsables de su propio aprendizaje y futura formación y desarrollo profesional. Del mismo modo queremos que sus profesores conozcan varias metodologías activas e inductivas y de trabajo en equipo para que puedan escoger con criterio las más apropiadas a la situación y transferirlas a su propia enseñanza y a la formación de sus propios alumnos.
Las metodologías de enseñanza inductivas, basadas en que el profesor plantea preguntas o retos concretos a sus alumnos, para que estos aprendan al responderlos tienen raíces históricas que se adentran en la profundidad de la historia. Sócrates enseñaba así, por medio de preguntas para que sus interlocutores pensasen y descubriesen la verdad por si mismos. Amos Comenius allá por 1620 utilizó metodologías activas e inductivas para que sus alumnos usasen y aprendiesen las lenguas. Estas metodologías inductivas fueron apareciendo y evolucionando bajo múltiples tipologías y actualmente disponemos de un amplo abanico de ellas a nuestra disposición para ponerlas en práctica con nuestros alumnos. vamos a comentar brevemente la historia de algunas de estas metodologías de aprendizaje inductivo.
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Amos Comenius |
Los proyectos empezaron a usarse en el siglo XVI en las escuelas de arquitectura de Roma (Academia di San Luca) y París (Académie Royale de d'Architecture) bajo la forma de concursos o competiciones de proyectos. En el siglo XIX, esta metodología se trasplantó desde Europa a América y desde las escuelas de arquitectura a los nuevos institutos de tecnología como el Massachusetts Institute of Technology en Boston . Alrededor de 1870, Stillman H Robison de la Illinois Industrial University, pensaba que no era suficiente que los alumnos aprendiesen a ser "ingenieros científicos" sino que también debían ser capaces de diseñar y construir proyectos por si mismos y propició que sus alumnos diseñaran y construyesen proyectos como parte de su currículo formativo.
Unos años mas tarde Calvin M. Woodward del Politécnico de Washington trasplantó el proyecto a la formación profesional de nivel secundario. Woodward fundó en 1879 la primera "Manual training school" que usaba los proyectos como ejercicios sintéticos. que culminaban en un proyecto de graduación. También en el siglo XIX, Sylvanus Thayer creo un sistema en West Point donde los estudiantes de ingeniera eran responsables de estudiar materiales y adquirir un conocimiento básico antes de ir a clase. La clase se usaba para ejercitar el razonamiento crítico y la resolución de problemas en equipos. Esta metodología es precursora de la enseñanza inversa o flipped learning tan de moda en los últimos años en los niveles de bachillerato y universidad.
La metodología socrática de enseñanza por medio de casos se usa desde el siglo XIX en las mejores universidades del mundo. En Harvard
desde 1871 hay profesores que no se dedican a enseñar la ley a sus alumnos sino que usan la enseñanza por estudio de casos también conocida cómo el “Método de Harvard”. Plantean casos para que los alumnos razonen sobre ellos y busquen información por si mismos y de este modo aprendan por su cuenta los principios legales, las leyes y precedentes legales que necesitan para resolver esos casos. Esta metodología la copiaron los profesores de las mejores facultades de medicina para enseñar sus disciplinas y practicar el razonamiento clínico por medio de la resolución de casos clínicos.
En 1918 Kilpatrick (un discípulo y protegido del filósofo de la educación John Dewey) "psicologizó" el método del proyecto. Según Kilpatrick el interés del alumno debe ser el centro del abordaje por proyectos Kilpatrick estableció la motivación del alumno como característica crucial del método del proyecto y lo definió como un "hearty purposeful act" que puede ser traducido por "una acción sentida y con propósito intencionado". El propósito del proyecto presupone libertad de acción y no puede ser dictado (por el profesor). En el modelo de Kilpatrick los proyectos tienen cuatro fases: elección del propósito, planificación, ejecución y evaluación que idealmente deben ser iniciadas y completadas por los alumnos, no por el profesor y por ello el profesor debe dejar a los alumnos a su libre albedrío.
John Dewey contradijo a su discípulo, criticó la visión del proyecto de Kilpatrick y propugnó el retorno al concepto tradicional del proyecto. Según Dewey los alumnos no eran capaces de planificar los proyectos y actividades que más les convenían para aprender sino que necesitan al profesor para que les plantease la dificultad, y les ayude a diseñar un plan que pudiese resolver el problema. Dewey al contrario de Kilpatrick enfatizó el role del profesor proporcionando guía y dirección a los estudiantes Además para Dewey el el proyecto no era la única salida de la confusión de la educación sino sólo uno de los muchos métodos de enseñanza que podían utilizarse para mejorarla.
En los años sesenta los proyectos reemergieron como una alternativa a los formatos tradicionales de clase explicativa y seminarios. Fueron vistos como una forma de aprendizaje por medio de la indagación y fueron promocionados por su relevancia practica, interdisciplinaridad y significado social. Los proyectos se extendieron desde las universidades a la educación secundaría. El moderno aprendizaje basado en proyectos que es tan ubicuo y popular en educación secundaria es un heredero evolucionado que ahora incorpora el uso de metodologías TIC a la metodología del proyecto de la primera mitad del siglo XX.
En una linea similar Harry Shoemaker diseñó un nuevo abordaje para la formación de técnicos militares en transmisiones. En lugar de usar el método formativo tradicional y enseñarles electrónica básica antes de enseñarles a usar equipos y a realizar operaciones de mantenimiento y reparaciones de equipos estropeados usaba un abordaje revolucionario. El primer día de formación, cada alumno encontraba en su mesa un equipo que no funcionaba y recibían la tarea de descubrir por qué no funcionaba y descubrir cómo arreglarlo. En las estanterías que rodeaban la clase había libros, manuales técnicos y recursos en electrónica básica. Además los profesores estaban a disposición de sus pupilos y prestos a responder a las preguntas de sus alumnos y dirigirles a los recursos de las estanterías que pudiesen serles de ayuda.
Los alumnos aprendían trabajando con los tipos de componentes con los que tendrían que trabajar tras su periodo de entrenamiento, no había clases, ni ejercicios de laboratorio. El resultado fue que los alumnos desarrollaron en un grado significativamente mayor, sus habilidades para la resolución de problemas con los equipos de transmisión con respecto a aquellos alumnos que habían sido entrenados con la metodología tradicional. Shoemaker publicó en 1960 sus resultados con esta metodología innovadora a la que denominó como el Método de instrucción en contextos funcionales. Shoemaker demostró que no hay mejor manera de aprender como hacer algo, que aprenderlo en el contexto de tener que hacerlo (learning by doing). La información que es aprendida durante el proceso de práctica y desarrollo de la habilidad estará en la mente del que aprende junto con las actividades realizadas y será eficazmente recordada y aplicada cuando estas habilidades sean necesarias en futuras situaciones profesionales. El método funcional fue después aplicado en otras enseñanzas como las de la medicina tomando como punto de partida los casos de pacientes con problemas de salud que había que diagnosticar y tratar.
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John Evans y James Anderson |
En 1969 en la nueva facultad de medicina de la Universidad Mc Master de Canadá, la comisión de diseño de currículo liderada por John Evans y James Anderson decidió crear un currículo innovador y revolucionario usando problemas médicos como el estimulo para el aprendizaje. Los miembros de la comisión compartían su hastío con la educación médica tradicional y eran conscientes del desagrado de los estudiantes de las escuelas de medicina con los primeros años de su formación medica que estaban repletos de asignaturas básicas, innumerables clases en múltiples asignaturas e interminables exámenes que requieren la memorización de hechos sin aparente relación con su preparación para el ejercicio de la profesión médica. Sin embargo, esos mismos estudiantes cuando años después eran residentes que aprendían su especialidad en una residencia de posgrado apreciaban mucho su formación centrada en la practica profesional pese a la maratonianas jornadas de trabajo y las múltiples guardias nocturnas. ¿Por qué no aplicar el modelo basado en contextos de resolución de problemas clínicos a la formación básica de los estudiantes de medicina?
Por ello decidieron enseñar todo el currículo de medicina (incluso las disciplinas básicas) a base de exponer a los alumnos a problemas ejemplarizados por pacientes en situaciones patológicas con el fin de que aprendiesen a detectar por si mismos qué conocimientos eran los que necesitaban aprender por su cuenta para poder resolverlas. Denominaron problem based learning (PBL) a esta metodología de aprendizaje inductiva y contracultural en la que pequeños grupos de alumnos ayudados por un tutor tenían la misión de explorar, comprender y encontrar soluciones para los problemas de sus pacientes. Los fundadores del PBL lo definieron como "el aprendizaje que resulta de del proceso de trabajar hacia la comprensión y resolución de un problema". Esta metodología se extendió rápidamente a otras facultades primero de medicina y luego de otras disciplinas y finalmente a otros niveles educativos como la high school y middle school.
En los setenta fueron los profesores de derecho (Maastricht) e ingenieros europeos los que copiaron la metodología basada en problemas de los médicos (los prestamos intelectuales van y vienen de unas disciplinas a otras). Los últimos la rebautizaron como aprendizaje basado en proyectos (PjBL). Sin embargo prestigiosas universidades como la Universidad de Manchester usan el Problem Based Learning tanto en currículos de ingenierías y como en medicina.
En otras disciplinas como humanidades y ciencias sociales se dieron cuenta de que si los alumnos se preparaban y estudiaban lecturas seleccionadas antes de clase podían realizarse discusiones muy fructíferas con los alumnos durante el tiempo de clase que producían un aprendizaje de mayor profundidad y retención a largo plazo que las clases explicativas tradicionales. Por ello en la Universidad de Chicago llevan medio siglo mandando lecturas a los alumnos para que se preparen para discusiones en clase. Mucho tiempo de clase dedica a discutir en lugar de dedicarlo a explicar. Aquí en España muchos lo intentaron imitar estas metodología de la discusión y en bastantes casos obtuvieron sonados fracasos pues esta metodología de la discusión fracasa cuando los alumnos no estudian antes de la clase. Muchos profesores tiraron la toalla sin embargo, otros más tenaces descubrieron maneras de comprobar el estudio previo y así obligar a sus alumnos al estudiar por su cuenta para prepararse para discutir estudios y casos y realizar ejercicios en clase.
En los ochenta se desarrollo un movimiento educativo a favor del active learning o learning by doing que pretendía usar métodos que combinasen aprendizaje de conocimientos con la actividad del alumno y la reflexión metacognitiva sobre lo aprendido. La idea era romper con la pasividad del alumno en las clases magistrales.
Surgieron otros movimientos muy interesantes como el de writing across the curriculum interesado en desarrollar transversalmente la competencia para aprender a escribir competentemente. Otras metodologías como el aprendizaje cooperativo y el aprendizaje colaborativo que usan el poder de pequeños equipos de trabajo para favorecer el aprendizaje de sus miembros.
En los noventa se desarrollaron nuevos métodos inductivos light o híbridos en los que los profesores piden a los alumnos que estudien los materiales que les envían y después de haber estudiado los materiales combinan ejercicios e instrucción directa según sea el nivel de comprensión y las necesidades de los alumnos. Los métodos de fomento del estudio previo más difundidos en las mejores universidades de Estados Unidos y Canadá son el just in time teaching (Novak) , el peer instruction (Mazur). Posteriormente en la primera década del siglo actual se desarrollaron nuevos métodos como el team based learning (Michaelsen)y el flipped classroom (Sams & Bergmann) que empezó usarse en 2007 y siete años después es una metodología empleada por decenas de miles de profesores de Estados Unidos y Canadá.
Llegó Salman Khan y en 2011 en una TED Talk habló de invertir la clase y entonces mucha gente se dio cuenta simultáneamente de que podía enseñarse de otra manera usando vídeos para transmitir contenidos y hacer otras cosas en el tiempo de clase. Un nuevo estilo había triunfado y estaba en la cresta de la ola. Cuatro años después la ola está alcanzando las costas españolas.
Sin embargo, pese a este amplio abanico de nuevas metodologías la mayoría de los profesores siguen reticentes a abandonar su metodología tradicional. Es difícil abandonar las cómodas metodologías tradicionales y ponerse a trabajar más y usar metodologías con las que no nos sentimos tan seguros. Por ello muchos profesores buscan excusas para justificarse y seguir utilizando las metodologías tradicionales pese a que en el fondo sabemos que no funcionan bien con muchos de nuestros alumnos.
Lo contado anteriormente acerca de las raíces históricas de las metodologías inductivas demuestra que no podemos poner la excusa de que no disponemos de modelos exitosos y eficaces a seguir para innovar nuestra obsoleta metodología de enseñanza expositiva que sacrifica el 90% del tiempo de interacción presencial a la transmisión de la información a aprender. La realidad es que si a los profesores nos da la gana tenemos muchos métodos de éxito contrastado en publicaciones entre los que escoger para lograr que nuestros alumnos estudien antes de clase y nos informen de sus logros y dificultades. Tenemos muchos métodos para hacerles trabajar en equipo y también muchos métodos para que aprendan respondiendo a retos indagando resolviendo problemas y desarrollando proyectos.
Como decía Bruce Lee "Be like water". Siéntete libre de dejar atrás los métodos tradicionales y adapta la forma de tus actividades de la enseñanza a las situaciones cambiantes de la educación. Acabo con la excelente cita de Dewey "Si enseñamos a los estudiantes de hoy, del mismo modo como les enseñamos a los estudiantes de ayer, les robamos el mañana." Como profesores de nuestros alumnos jamas deberíamos cometer ese tipo de crimen tan execrable.