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Lo que hacen en las mejores universidades para mejorar su enseñanza y el aprendizaje de sus alumnos

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Después de las entradas sobre lo que hacen los mejores alumnos, y sobre lo que hacen los mejores profesores vamos a dar un salto dimensional y vamos a celebrar el fin de año con esta entrada reloaded & improved sobre lo que hacen las mejores universidades del mundo para mejorar la enseñanza que proporcionan a sus alumnos. La versión original de esta entrada estaba inspirada en las ideas de Graham Gibbs y ha sido muy visitada últimamente y por ello he decidido reescribirla. 

En primer lugar en las mejores universidades se plantean preguntas sobre el aprendizaje de sus alumnos.

Por ejemplo: 
¿Adquieren nuestros alumnos los conocimientos y competencias necesarios para el desempeño de los perfiles profesionales asociados a la titulación que estudian?

¿Cuáles son los efectos en nuestros alumnos de  nuestros currículos formativos?

¿Con que nivel de eficacia desarrollan nuestras asignaturas la capacidad de razonamiento crítico y creativo, la capacidad de comunicación y otras habilidades intelectuales de nuestros alumnos?

 ¿Contribuyen las asignaturas al desarrollo de las capacidades y a cambios significativos en los alumnos que las cursan?

¿Responde la educación universitaria que proporcionamos a las necesidades de formación y desarrollo de nuestros alumnos en el siglo XXI?

¿Cómo de bien guiamos el desarrollo intelectual y personal de nuestros alumnos?

¿Cuánto tiempo dedican al estudio de nuestras asignaturas nuestros alumnos?

¿Cómo podemos mejorar la calidad de los resultados de aprendizaje que obtienen nuestros alumnos?

Las mejores universidades de los países anglosajones, desde hace décadas, se preocupan por mejorar las experiencias de aprendizaje de sus alumnos pues son conscientes de que después del fin de la guerra fría, la docencia iba a ser la principal fuente de ingresos para la institución universitaria más allá incluso que las subvenciones a la investigación.  En estas instituciones se preocuparon desde los noventa por mejorar el aprendizaje de los alumnos, por investigarlo y por iniciar acciones para mejorarlo. Toda esta acción institucional ha dejado un rastro de buenas prácticas emprendidas por distintas universidades para mejorar su docencia. Podemos aprender sobre estas xperiencias en las entradas de Graham Gibbs sobre
 Universities (and departments) have quite different organisational cultures and some help teaching more than others
Departments (and universities) differ widely in their teaching quality

 Partiendo de una revisión de las ideas del autor Graham Gibbs sobre estas experiencias de mejora docente a nivel institucional, he creado un cuestionario para comparar nuestras prácticas para la mejora de la docencia y el aprendizaje en relación con las de las mejores universidades del mundo.   

Si quieres saber que hacen en las mejores universidades para mejorar el aprendizaje de sus estudiantes encontrarás las respuestas en las preguntas de este cuestionario de Survey monkey:

Lo que hacen las mejores universidades parte I (10 preguntas muy sencillas)


Cuando ta salga una tecla con el texto Sig. pica en ella para que el cuestionario avance.

Lo que hacen las mejores universidades parte II (otras 10 preguntas muy sencillas)




El estudio preliminar con los primeros 74 cuestionarios contestados por profesores de diez universidades españolas ya permite hacer un estudio preliminar de la valoración de buenas prácticas en enseñanza en nuestras universidades. El estudio  demuestra una calificación promedio en la escala de buenas prácticas de:  Suspenso (promedio 4,13). 


Pocas valoraciones de los profesores españoles sobre las universidades en las que trabajan superan el aprobado (con la excepción de la formación inicial y continua del profesorado ambas con 5,25). Aunque estas valoraciones varían mucho de unas universidades a otras. Otras valoraciones raspan el aprobado por los pelos (si bajamos el nivel de aprobado a 4,5 que es lo que se suele hacerse en nuestras universidades cuando los resultados medios son inferiores a 5). Así el establecimiento de nuevos currículos formativos obtiene un 4,74 y la contratación, formación y carrera profesional de su profesorado un 4,68.

 En general la valoración media del nivel de buenas prácticas en docencia es suspenso  (cultura de mejora de la calidad 4,05; Alineamiento de las políticas con la filosofía educativa 4,00).
Finalmente vienen otras valoraciones que son incluso peores y no llegan ni siquiera al 4. Estas son las que habría que mejorar más y por ello discutiremos que se podría hacer para mejorarlas más adelante. Esto ocurre en relación al fomento institucional del cambio organizativo emergente (bottom up) 3,78; uso de la retroinformación (feedback) estudiantil sobre la docencia 3,50 y y el apoyo al rediseño educativo y a la integración de tecnologías en la enseñanza 3,25  ). Parece que los apoyos a la docencia obtienen las más pobres puntuaciones.

Los aspectos en los que los resultados son más negativos (inferiores a 4) son los referentes a la integración de tecnología en la enseñanza y al rediseño de la educación, estos aspectos serán claves para decidir el futuro de nuestras instituciones cuando estas tengan que producir asignaturas blended (semipresenciales) de alta calidad capaces de competir con las asignaturas on line de universidades más prestigiosas o con las ofertas mejoradas de las universidades regionales más próximas que apuesten decididamente por la enseñanza on line.

Crear estas asignaturas requiere formación del profesorado en la aplicación de nuevas tecnologías y redes sociales a las asignaturas y la docencia así como la formación en nuevas metodologías de enseñanza aprendizaje y evaluación que contribuyan a la construcción de asignaturas gamificadas que atraigan a los alumnos del futuro.

Empezamos a asistir a una situación de inicio de competencia por los alumnos entre las universidades implantadas en un mismo territorio y en la que la matriculación de alumnos en algunas universidades baja mientras simultáneamente sube en otras de la misma comunidad autónoma.  Esto ocurre además en una situación de grave endeudamiento universitario y  en el contexto de comunidades autónomas que restringen severamente la financiación universitaria cuando no son abiertamente insolventes. La predicción sobre a donde puede evolucionar este estado de cosas es fácil, dentro de pocos años observaremos como algunas universidades deben cerrar escuelas y facultades que no son capaces de atraer a un número de alumnos suficiente para hacerlas viables económicamente. En el último momento como alternativa al cierre de una titulación con insuficientes alumnos intentarán sacar a la desesperada versiones semipresenciales u on line de esas carreras que los alumnos no quieren seguir. Su profesorado no eta preparado para dar ese salto por lo que dificilmente se producirá el milagro de la salvación. Algunas universidades ya estan creando grados semipresenciales y másteres on line para aumentar la matriculación de alumnos y justificar el mantenimiento de sus plantillas de profesorado.

 Las universidades deberían invertir estratégicamente en una formación del profesorado que les permita ganar en la competencia por los alumnos. Los profesores deben aprender a diseñar estas asignaturas blended que serán el futuro de los nuevos grados y másteres. Para ello deberían invertir en la formación del profesorado en competencias digitales y establecer  servicios de consultoría tecnológica que apoyasen a loa profesores para que estos consigan la integración de tecnología en las asignaturas y ayudasen a los profesores a rediseñar sus asignaturas en un contexto blended que combine la interacción presencial en el aula con la interacción on line.

También deberían fomentar el cambio emergente (desde abajo o  bottom up) identificando a los grupos profesores que mejor innovan y convertirlos en modelos y agentes del cambio en sus instituciones, respaldándoles institucionalmente  proporcionándoles visibilidad y promoviendo su liderazgo en procesos de creación de comunidades de mejora de la  práctica docente.
En 2014 nos dieron el premio de innovación docente de nuestra universidad al grupo de innovación magistrales anónimos y nos pidieron que diésemos un curso de formación del profesorado a compañeros de nuestra universidad. Desde entonces cada año  realizamos un curso de formación del profesorado en flipped learning en la Universidad de Alcalá. Fruto de estas acciones fue que más profesores se integrasen en nuestro grupo de innovación (ya somos 14)  y mas profesores de otros centros estan incorporando las  metodologías de flipped learning a su enseñanza. El registro de profesores que han implementado el flipped learning (si eres un profesor(a) que has experimentado con el método flipped puedes registrarte aquí) ya tiene 263 profesores registrados cuando hace un para de años eramos poco más de una decena.




El resultado de este estudio piloto de comparación ente lo que hacen las mejores universidades y las nuestras ha sido tan interesante que hemos decidido  hacer un cuestionario más profesional en Googledrive para continuar el estudio en 2018 y haremos un mailing para promocionar la participación de más profesores en él.

La idea es sacar una foto que permita identificar aquellos aspectos en los que las universidades españolas deberían mejorar más la calidad de su enseñanza, para así poder mejorar la calidad del aprendizaje de sus alumnos y la futura viabilidad económica  de la institución.


Seamos optimistas y saquemos lo positivo de lo peor, este estudio demuestra que es mucho lo que podemos mejorar la enseñanza en nuestras universidades pero eso exige conocer los aspectos francamente mejorables, reconocer las imperfecciones y solventarlas y eso significa que hay que cambiar la cultura institucional universitaria española y abrir los ojos a la realidad.


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